viernes, 10 de enero de 2020

I - Caminante



Ahora cuando a duras penas me mantengo sobre un rocín no muy veloz como quisiera, he revisado parte de un ejercicio periodístico que comencé a los veinte años y decidido dejar a las próximas generaciones, si lo tuvieran a bien, buena parte de la experiencia que me cupo vivir hasta entonces, dando a conocer el pensamiento de algunos de los dirigentes que tuvieron participación activa en los hechos que se registraron en Venezuela en los últimos 72 años (del45 del siglo pasado hasta este tumultuoso y terrible 2018) y una que otra pintura del tiempo que entonces vivió el país que tras una inicial colonización áspera y un caudillaje feroz posterior que le impidió progresar como debía, ahora se encuentra atrapado en una encrucijada de la cual seguramente habrá de salir más curtido, más realista, más sabio. Está en sus manos, en la manera como asimile conocimientos y aproveche la pericia, el valor, la determinación que llevó a los otros a superarla.

El mío, sin más cuentos, fue un ejercicio continuo, con escasos lapsos, en uno de los cuales me casé. Galopé desenfrenado, en los diarios que entonces gozaban del aprecio popular: Ultimas Noticias, El País (ya desaparecido), El Nacional, Panorama, El Universal y entre los altibajos del acontecer político en el que igualmente me sumergí, la televisión; primero, como entrevistador y luego como director de noticieros y, finalmente, la radio, que me permitió hacer un grupo numeroso de amigos que oían con interés un espacio de comentarios que compartía con mi entrañable colega ya desaparecido, Gilberto Alcalá. Estas líneas recogen esa vivencia reporteril, por una parte sobre personajes que en un momento coparon la escena nacional: militares, políticos, profesionales, deportistas, navegantes intrépidos; por otra, una serie de crónicas sobre el quehacer ciudadano de mediados y fines del siglo pasado que conocí, o leí o escuché. Finalmente -porque la vida no es solo lamento, quejas, reclamos y deje de contar-, una serie de anécdotas, algunas de conocidos políticos de aquellos años que fueron cimentando el país que hoy está en comprometida situación de la cual espero salgamos todos a acompañar al célebre poeta español Antonio Machado, haciendo caminos; pero eso sí, volteando algunas veces para ver si la senda escogida es la correcta o nos lleva hacia un desfiladero. 

Es cuanto espero, pues el rocín que cabalgo me impide acudir a marchas, manifestaciones, protestas, como deseo; mantengo el espíritu alerta ante lo que está sucediendo, imposible de imaginar dos décadas atrás, cuando quienes hoy gobiernan, humillan y atropellan sin ningún género de consideración, pudieron participar en debates abiertos en los diversos medios de opinión y tomar parte en un proceso electoral que respetó la decisión soberana del pueblo que les abrió camino al proyecto que sometieron a su consideración y que ahora rechaza por absurdo, impracticable, cruel, que empobrece a grandes contingentes ciudadanos y lo que es peor, envenena a quienes lo padecen como a los que lo apoyan. Se trata de una serie de trabajos que realicé cuando estuve encargado de la famosa Página 5 de El Nacional, dedicada exclusivamente a dar cobijo al pensamiento político por disímil que fuera, a la crónica histórica, al humor en cualquiera de sus manifestaciones -caricaturas, anécdotas, versos- y que los domingos, para variar, abría sus puertas a una entrevista que la llenaba toda. Demás está decir que fue esa una idea de Miguel Otero Silva, dueño del periódico y altísima figura de la poesía, la narrativa, el periodismo y el humor, respaldada con un entusiasmo extraordinario por el ilustre escritor, historiador y académico, gran hombre de la comunicación como fue el Dr. Ramón J.Velásquez, quien entonces dirigía el periódico.

Con ese apoyo, emprendí una navegación que me llevó meses -y que sufrí y disfruté por partida doble acompañado en veces por colegas de la redacción que participaban activamente en algunas de esas entrevistas- si se considera lo difícil que resultaba conversar largas horas con personajes cuya mayor parte tenía su tiempo comprometido en otras tareas. Y entendida dichas reuniones en el amplio sentido de la palabra: asunto de interés presente en el ambiente. Se denominó Foro, sin ninguna otra connotación propia de jueces y tribunales.

Inauguré ese ciclo con una larga entrevista al General -así, con mayúscula -José Rafael Gabaldón- que se le alzó a Juan Vicente Gómez en una de las etapas más terribles de su tiranía, padre de Joaquín Gabaldón Márquez, dirigente universitario destacado de la generación estudiantil de 1928, abogado, escritor; y de Argimiro, su último hijo, que cerró filas en los grupos radicales de izquierda que se lanzaron tempestuosos, temerarios e ilusos a una guerrilla que causó muchas muertes y frustró el porvenir de brillantes compatriotas que cambiaron sin éxito las aulas por las montañas en la década de los años 60 del pasado siglo.

Comencemos, pues.

II - El rebelde de Santo Cristo, José Rafael Gabaldón



El nombre del general José Rafael Gabaldón está vinculado al desarrollo democrático venezolano desde 1929. Entonces, tras un largo retiro político que inició en 1916 después de tres agitados años de persecuciones, intrigas, entrevistas con el tirano Juan Vicente Gómez en Maracay, a quien sirvió en el primer trienio de su gobierno, insurge contra el déspota al frente de un grupo de hombres del campo y de las ciudades, ya no con el sentido caudillesco propio de la época, sino con la orientación de dar forma y nacimiento a un régimen democrático, representativo, que resolviera los seculares problemas del campo venezolano y que diera vigencia a las ideas preconizadas por los estudiantes del año 28, con ese impulso y esa vehemencia propia de los jóvenes por cambiar el Estado feudal, anacrónico, vicioso que había venido imperando, por un Estado que diera respuesta a las inquietudes sociales actuales, que resolviera los graves problemas de los contingentes ciudadanos ayunos de conocimientos y de asistencia.

En plena madurez, a conciencia, hizo contacto con militares de las guarniciones de Caracas que debían secundarlo cuando él se declarara en rebeldía e iniciara sus actividades en la provincia. Quedó solo. Su gesto, considerado por muchos como romántico, contribuyó a despertar la conciencia nacional que afloraría definitivamente a la muerte del tirano, seis años mas tarde. En su campaña relámpago tomó tres ciudades y una veintena de pueblos y con escasísimos elementos de guerra mantuvo en jaque durante un mes a 15 generales de la dictadura que al frente de un ejército de más de tres mil hombres desesperaban por aplastarlo.

Para la historia contemporánea, el alzamiento de Gabaldón quedará registrado como la acción del último caudillo venezolano. Su gesto le valió cinco años de prisión en el Castillo de Puerto Cabello, de donde salió lleno de merecimientos y de la admiración de los venezolanos a incorporarse a la función pública. Hoy, a los 80 años, vigoroso, vigente, preocupado, se cartea con las más diversas personalidades nacionales e internacionales, desde Madama Roosevelt, como gusta llamarla, hasta el Primer Ministro soviético Nikita Khrushchev; lo apasiona el momento político que vive el país y le satisface la actuación de sus hijos -le dio diez a la patria- entre ellos, Natty, Joaquín Gabaldón Márquez, escritor y ex magistrado de la Corte Suprema de Justicia; Alirio Ugarte Pelayo, dirigente político; Edgard Gabaldón Márquez, periodista y escritor y Argimiro, político a la manera de su padre.

Rio de buena gana el general José Rafael Gabaldón cuando al filo del mediodía, tras una grata conversación de varias horas, el sábado pasado, quise saber si el año 29, cuando él se alzo contra Gómez, abrigaba algún propósito de transformación radical, similar al fenómeno cubano.

- Yo también, hijo - me confesó en tono cordial - estuve imbuido en el maldito caudillismo. Entonces, la preocupación inmediata que teníamos era la de salir de Gómez para encausar un movimiento democrático que nos sanara de las profundas heridas que nos había causado la tiranía.
- ¡Pero ni aun ahora estamos maduros para una revolución de esa naturaleza! Necesitamos un largo período de democracia efectiva.

Cuando lo llamé por teléfono para concertar la entrevista, me dijo: “Estoy en pie desde las 5 de la mañana. Desde esa hora puede usted escoger”.

- Digamos a las 9, mi general - le propuse - El fotógrafo Jorge Cárdenas, mi amigo y compañero .de muchos años en trajines periodísticos, y yo, nos presentamos 20 minutos después de la hora convenida.
- No es raro - comentó - nosotros en América Latina siempre estamos atrasados. ¡Es un hábito! ... y brillaron vivaces sus ojos detrás de los enormes anteojos que le alargaban el rostro  cubierto por  una barba blanca, pequeña y reluciente.

No nos resultó difícil ubicar su casa, en la urbanización El Paraíso, arbolada y fresca, de espaciosos jardines y un amplio corredor donde nos ubicamos. La llamó Santo Cristo como la hacienda donde inició su aventura de rebeldía.

- ¿Usted es de Boconó, verdad? - le pregunté para ubicar sus ancestros andinos.
- Soy oriundo de Betijoque. Me crié en Trujillo y luego me hice boconés, porque allí nacieron todos mis hijos - me respondió - y evoca con emoción el bello pueblo que Bolívar bautizara “Jardín de Venezuela”. 
- Aquella ciudad y sus campos fueron un solo manto para cobijarme durante la persecución a que me sometió Gómez en los años 13, 14 y 15 - recuerda agradecido…

Pese a haber sido su prisionero durante 5 años y estado a un paso de ser fusilado por las huestes que lo hicieron prisionero, no recuerda a Gómez con rencor.

- Fuimos muy amigos - dice, orillando el recuerdo - y en 1905 trabajaba con él y con Leopoldo Baptista en un negocio de ganado en los Estados Zamora y Apure.

Trascendía el afecto que el anciano militar tuvo por Baptista. Rompió con Gómez cuando aquel cayó en desgracia con él.

- Por eso le digo - repite, moviendo vigorosamente la diestra y apuntando con el índice - que yo también estuve imbuido, como hombre de mi época, en el caudillismo. Para mí, Baptista tenía fama de caudillo. 
- ¿Y Gómez? 
- Indiscutiblemente que lo era y en tal manera, que a casi tres décadas de su desaparición física, existen seguidores suyos. Pero en la actualidad, en la era del líder, la etapa del hombre que convence por la palabra y por la palabra mueve a las masas, no creo que Gómez hubiese tenido éxito. Era astuto y hábil, sabía mandar. Tuvo una memoria prodigiosa y una agudeza singular, así como un raro don para maniobrar, para desenvolverse en la intriga política pese a su incultura, un alto en la conversación y nuevamente al hilo de la historia para contar cómo conoció a Juan Vicente Gómez.
- Fue en Cumaná. Había ido allá con el ejército que comandaba el general Pedro Araujo como ayudante suyo y allá estaba Gómez convaleciendo de heridas que había sufrido en Carúpano. El jefe del Batallón Sucre, un merideño a quien apodaban “Ventarrón”, enfermó y el general Felipe González fue ascendido a la categoría de Primer Jefe, siendo nombrado yo como su segundo. Jamás había comandado tropas y la circunstancia fue doblemente feliz para mí por este motivo y por haber sido hecho comandante de un escuadrón como el Sucre en la tierra del Gran Mariscal.

Pues bien, volviendo al cuento, el general Araujo me presentó a Gómez, no lo volví a ver sino en la víspera de la batalla de La Victoria, en el andén del ferrocarril de Tejerías. Vestido de amarillo. Se me acercó y me saludó por mi nombre. Le presenté entonces a un joven oficial, Abdón Cárdenas, que tenía los ojos conjugados. Gómez, que había tenido noticias suyas, se le quedó mirando y le preguntó:

- ¿Tú eres el “tuerto” Abdón? 

Pero Gabaldón, antes de este encuentro en Tejerías, había sido enviado por Castro en “comisión” a Trujillo para que le llevase un parque ---el gran parque del Ejército de Occidente---al general González Pacheco. Ya para entonces el joven Gabaldón profesaba gran admiración al Doctor y General Leopoldo Baptista.

- ¡Un gran jefe! En La Victoria, tras quince días de indecisión, cierta mañana Baptista se refugió en mi rancho, en el cerro Los Araguatos y me dijo, con aire de gran preocupación: “Esto no tiene solución; pero si se da el plan que tengo para asaltar el cerro El Copey (ubicado al norte de San Mateo) lo cual consultaré hoy con Castro, se decidirá la batalla”. Y seguidamente me lo expuso para que comenzara a desarrollarlo.

El mismo día, según narra el general Gabaldón, el general Baptista regresó de Caracas acompañado por el doctor Segundo Ruperto García González, auditor de su ejército, ambos muy contentos. Castro había aprobado el plan.

- Desde ese mismo momento inicié los movimientos previstos y al quinto día el célebre asalto al Copey, justo a las 2 de la mañana del día 2 de noviembre.

Entrecierra los ojos el viejo guerrero y añade: 

- Posteriormente, acampando en Caguas, Baptista me mandó a llamar. Estaba extenuado por la larga caminata. Me dijo: “Le tengo una gran noticia: un caballo. Porque usted hace 48 horas que anda a pie y - lo que me asombró - lo he propuesto al general Castro para un ascenso a General de Brigada.
- ¡Magníficos regalos! - y le brillan los ojos al recordarlo - Aquel día de noviembre cumplía yo, justamente, 20 años de edad. 



DESACOMODO

A la caída de Castro, Gabaldón era gobernador de Puerto Cabello. Antes había estado en Trujillo bajo las órdenes del general Pedro Araujo.

- Por cierto - hace memoria - que regresaba yo de uno de los viajes a que me obligaba el negocio del ganado que teníamos en sociedad, cuando Gómez me mandó a llamar desde la gallera y me mostró el telegrama de Araujo en el que le proponía me mantuviese a su lado, pues me necesitaba para que ocupase la gobernación de Boconó, donde Montilla tenía una actitud sospechosa. Entre el bullicio de los galleros, emocionados por la pelea de dos de estos famosos animales, Gómez alzó la voz para decirme que, como pensaba había ganado poco en el negocio del ganado le dijera si necesitaba dinero para regresar. Le dije que no. Y como quiera que el general Ignacio Pedraza alcanzó a oír la conversación, me cerró el paso. 
- Eres pistola de verdad. Yo vine a buscar unos reales y el compadre no me los quiso prestar y resulta que a ti te los ofrece y te niegas a recibirlos.

Y tras la anécdota, vuelve al hilo de la narración:

- Gómez me nombró Gobernador de Portuguesa por insinuación de Baptista; pero donde él quería ubicarme era en Yaracuy. Mi desacuerdo con él surgió a raíz de una comunicación que me dirigiera Antonio Pimentel, ministro de Hacienda, en la que me decía que el general Gómez necesitaba para ayudar a unos amigos algo así como cinco mil bolívares mensuales del exiguo Situado que le correspondía al Estado. Me sugería que enviase los documentos como si hubiese recibido íntegramente lo asignado al Estado. Me negué y di cuenta a la Legislatura de Guanare sobre la irregularidad y seguí disponiendo del mínimo Presupuesto haciendo caso omiso a la presión de Pimentel. En esas circunstancias se presentó el rompimiento del régimen con Baptista y fui llamado a Caracas. Me propusieron firmase una “carta” como la que había escrito el general Manuel Salvador Araujo protestando contra Baptista, a lo cual respondí: 
- El general Gómez sabe que Leopoldo Baptista ha dicho que yo soy su hermano menor o su hijo mayor y por lo tanto no puedo firmar ese documento. En ningún caso le seré desleal. La respuesta dio como resultado que Gómez dispusiera mi traslado a Boconó, al lado de mi familia. Un año más tarde ordenaron mi prisión, sin que estuviese mezclado en ninguno de los movimientos que entonces se decía había contra el régimen. 
- Felizmente- y vuelve la sonrisa al rostro alargado y canoso del viejo militar- no me deje apresar. Pude burlar la autoridad protegido durante dos años por la noble gente boconesa. Entonces Vicencio Pérez Soto simuló un alzamiento que me atribuyó, para destruirme el hato Suruguapo. Yo seguía oculto en Boconó.



LA PRIMERA PAZ

Después de estos sucesos llegó a los páramos de Niquitao el general Mazini, perseguido en Mérida, quien le propuso al general Federico Araujo un alzamiento. Cuando fui consultado, lo juzgué un perfecto disparate, pues carecíamos en absoluto de elementos de guerra. Sugerí, en cambio la conveniencia de una transacción política con Gómez para sacar a los Estados Mérida y Trujillo de la situación de suspensión de garantías en la que se encontraban desde hacía dos años, devolviéndonos los numerosos presos que estaban en castillos y cárceles a cambio de los fusiles viejos que pudiéramos recolectar para entregárselos. La propuesta fue aceptada y me dio lugar para alcanzar con Gómez la transacción que, concretada, permitió, a más de la devolución de garantías a los referidos Estados, la libertad de unos seiscientos prisioneros, entre éllos, muchos de los Estados Lara, Yaracuy y Portuguesa. 

- Con ocasión de estos hechos, Gómez nos hizo venir a Maracay.a Federico Araujo y a mí. Y él, que no gustaba exhibirse en público, se sentó con nosotros en la retreta, para asombro del doctor Victorino Márquez Bustillo, Encargado de la Presidencia de la República y hermano de mi suegro, quien no había alentado ninguna posibilidad de negociación, ni soñado remotamente con esta circunstancia.

- Gómez - prosiguió el general Gabaldón - me pidió que me quedase con él en Maracay. Eludí el compromiso manifestándole que quería ser el primer productor cafetalero de los Estados Trujillo, Lara y Portuguesa y que por esa razón, deseaba vivamente regresar a Santo Cristo. Era su lado flaco. No insistió.


CUANDO LA MUERTE ESTUVO CERCA

- ¿Cómo fue lo del fusilamiento frustrado, general?- le pregunto - El viejo guerrero guarda silencio unos instantes. Va atando cabos mentalmente. Luego echa a correr el relato. 
- Como le dije, fui tratado muy bien el día de mi captura. Los generales Juan Femández y Crespo me trasladaron a la mejor casa del pueblo, en uno de cuyos corredores colgué un chinchorro, regalo del propio Fernández. Recuerdo que me lo envió con el doctor Juan de Dios Troconiz, amigo común. Y hablábamos cordialmente - Juan Fernández meciéndose en el chinchorro que yo le cedí - cuando se acercó un repartidor del telégrafo con un mensaje. 
- Lo leyó, se lo guardó en uno de sus bolsillos y sin pronunciar palabra abandonó la casa. 
- ¿No vió cómo puso cara de gallina el general Fernández? - me dijo Don Jesús María Suárez, uno de quienes había caído preso conmigo - ¡Algo muy grave debe estar sucediendo en Miraflores!

Le quité la idea a Suárez diciéndole que Femández tenía siempre esa palidez; pero en el fondo abrigaba sus mismas sospechas. Minutos después irrumpieron en la casa varios oficiales que procedieron a amarrarme y a encerrarme en una de las habitaciones del inmueble.

- Me recibieron como un caballero y ahora me tratan como a un asesino. - protesté, procurando alguna confidencia, a manera de excusa; pero nada me dijeron - Procuré, con idéntico resultado, obtener alguna información al día siguiente. Apenas advertí los rostros turbados de Femández y de Crespo a las puertas de la casa, cuando al mando de un batallón fui puesto a las órdenes de un célebre coronel Blanco, quien tenía el encargo de trasladarme a Barquisimeto. Con un mecate alrededor del cuello y los brazos atados, fui montado en una mula. A mi lado, taciturno, silencioso, marchaba el coronel Blanco. A la media noche llegaron nuevas tropas y el jefe del batallón ordenó remontar guardia a las órdenes del capitán Salvador Polo, quien al amanecer se acercó y me preguntó, cordialmente, si quería café. Me desató y cambió unas palabras conmigo. Al reanudar la marcha, el coronel Blanco, totalmente transformado, siguió a mi lado, locuaz, ausente la preocupación y su mutismo de la jornada anterior. ¿Qué habría pasado?
- Meses después, ya en el castillo de Puerto Cabello, cierta noche comenté el episodio con mis compañeros de cautiverio y uno de ellos, de nombre Félix Escalona, exclamó: 
- ¡Compadre, esa noche lo iban a fusilar! Porque el coronel Blanco, al regresar de Barquisimeto, posó en mi casa, que fue la misma donde lo tuvieron a Ud. atado a un botalón y le oí comentar que Ud. debía tener un angelito en el cielo o una persona muy importante en Maracay que lo salvó. Dijo que las órdenes que tenía era.la de simular que había sido asaltado en el trayecto y pasarlo por las armas: pero cuando estaba a punto de ejecutarlo, llegó una contra-orden. 
- Años más tarde - concluyó Gabaldón - en conversación con un alto oficial, activo en este momento, corroboré la versión. Narré el episodio y la referencia de Escalona y me confió: 
- Soy amigo íntimo de Salvador Polo, averiguaré con él. Cuatro días después me llamó para decirme que había sido rigurosamente cierto cuanto oyó decir Escalona al coronel Blanco.



UNA ACUSACIÓN


Una pequeña digresión en el relato:

- Acaso la gran indignación de Gómez contra mí fue “la pela” que le di al batallón que llevaba su nombre: Batallón Gómez, en Guanare, cuando mi alzamiento. No disponía de mayores armamentos; pero concebí un plan de asalto al machete y los derroté. Eran quinientos hombres aguerridos y bien provistos. Gómez, en conocimiento de todo cuanto habíamos tramado, y, sabedor además, que no disponía de parque, pensó que quinientos hombres eran suficientes para dar al traste con el movimiento revolucionario, debelado desde mucho antes por intrigas del General Eleazar López Contreras. 
- ¡Pero indudablemente sentía una gran simpatía por mí! Y que yo, para qué negarlo, le correspondía. 
- Fue a partir del año 28, con el florecimiento de esa generación civilista, dinámica, iluminada de los mejores deseos para las grandes masas campesinas, cuando resolví ponerme al servicio de esa causa y dedicarme a ella con la convicción y la fe, con la escasa capacidad de que el Creador me dotó… 
- ¿Entonces a Ud. lo sacrificaron general?- lo interrumpí. 
- ¿Cuándo me alcé, en 129? - preguntó él, a su vez. 
- SÍ, sí, cuando eso - dije yo. 
- Por supuesto. Y se ha dicho y debatido mucho. De allí mi inconformidad con el General Eleazar López Contreras, pues él sabía de las actividades del doctor Febres Cordero, para entonces jefe de la oficina de correos y de las de Enrique González Gorrondona. Todas las cartas, los planes, los proyectos, cayeron en manos de López y ya en conocimiento de ello, le resultó fácil al gobierno controlar absolutamente las actividades en las guarniciones, desplazando a los comprometidos y dejando abierta la perspectiva de que yo iniciara los movimientos a que me había comprometido para aniquilarme.
- ¡Pero les di qué hacer! - se ufanó - Aquel minúsculo brote que pensaron aplastar con quinientos fusileros del Batallón Gómez, los obligó a movilizar más de tres mil hombres durante un mes y a quince generales. Hace algún tiempo polemicé al respecto con López ¡Y, fíjese si no! ... Yo firmaba con mi nombre: José Rafael Gabaldón y él con un pseudónimo... Dijo entonces que lo habían implicado...

El guerrero y rebelde que fue Gabaldón hablaba con desbordada pasión. Con una fuerza interior, con un impulso y energía admirables. A su misma edad, el General López Contreras, ex Presidente y Senador vitalicio de la república, buscaba entonces la tranquilidad de las playas, la serenidad del sol y la brisa marina. Por su lado, este betijoqueño, entero, fuerte, luchador, coronando su octogésimo aniversario procuraba afanoso renovar la discusión, seguir en la primera línea de la opinión pública.



CUBA

- ¿Ha visitado Cuba? 
- No. - me responde - Pero mi opinión sobre la revolución cubana es lisa y llanamente la siguiente: “Es una posición que se intenta en América, pretendiendo defender sus intereses soberanos”.

Una pausa para continuar: 
- Nuestro gran guía, el Libertador, desde Jamaica hasta San Pedro Alejandrino, no cesó de repetir que nuestros intereses eran muy complicados y que por consiguiente el pensamiento venezolano debía estar orientado hacia América Latina. 
- ¿Y qué piensa de Fidel? - le disparo, sin darle tiempo a variar la conversación.
- Fidel es, indiscutiblemente, un hombre especial. - me respondió - Tanto, que el mundo entero lo tiene hoy entre las principales figuras de la actualidad. 
- ¿Y del paredón? 
- El paredón, para mí, es un accidente bastante doloroso, como lo fue la Guerra a Muerte decretada por Simón Bolívar; pero que no alcanza a deslustrar la personalidad de Fidel Castro.



EL AÑO 28 

Volvemos al punto de partida: El año de su alzamiento contra Gómez; pero él retrocede aún más. 
- La generación del 28 - me dice - tiene en su haber algo extraordinario y definitivo: Despertar en Venezuela la conciencia del anti-caciquismo, que fue la gran lápida que estuvo pesando sobre nosotros, sobre el pueblo, durante decenios. 
- Pero hay quienes la consideran negativa, a juzgar por la acción de algunos de sus representantes - le comentamos, buscándole la lengua.

El general se recuesta del sofá en una de cuyas esquinas ha estado sentado toda la mañana, erecto el cuerpo, esbelto, pese a los años, cruza las manos sobre las piernas, se ajusta los lentes, detrás de los cuales observo una mirada clara y limpia y expresa:

- No podrán cobrársele a sus jóvenes años, los errores de la política, que no solo es la ciencia de gobernar los pueblos sino la de enseñar a los pueblos a hacer bien las cosas.

Y sin dar tiempo a nuevas interrupciones, añade:

- De mi admiración a la generación del 28 debo agregar que de ahí dimana mi gran fe en la juventud venezolana, la cual empezó con mi amistad muy íntima y cordial con Jóvito Villalba a quien siempre he considerado una promesa de bienes para el país y con Rómulo Betancourt a quien juzgué capaz de altas actuaciones y le di franca amistad durante muchos años. 
- Habla Ud. Como si ya no fuera ese amigo y admirador de Betancourt - le observé.

El viejo guerrero apela a un circunloquio:

- La situación actual de Venezuela es la consecuencia lógica del golpe cívico militar del 18 de octubre de 1945, que derrocó al gobierno del general Isaías Medina Angarita. Recordó entonces que era Presidente del Estado Lara para la época y que en aquella ocasión fue herido de un tiro en una pierna y escapó de la muerte por casualidad. 
- Tres balas atravesaron mi sombrero y otras dos mi paltó. 
- ¿Por eso, general? - sigo yo sobre su rompimiento con Betancourt, apenas esbozado.

Enseria el rostro antes de expresar su juicio:

- Las cosas han empeorado por el decidido partidarismo de Rómulo que no satisface a la gran masa venezolana. De allí que realice una labor poco conciliadora y sí de fuerte agresividad, lo cual ha sido una de las causas de la situación económica por la cual atraviesa el país y la intranquilidad política. 

Después añade: 

- La única mejoría que veo y deseo es la de que lleguemos a unas elecciones honestas y libres que puedan llevar al poder a un hombre conciliador que satisfaga las aspiraciones nacionales.
- ¿Y cuál sería su candidato? - quiero saber, sin ánimo de molestarlo sino para ubicar su posición.
- He venido predicando - me dice - la necesidad de un frente democrático popular para seleccionar a un hombre capaz de la tarea de concordia que tanto necesita Venezuela.
- La unificación de todos los sectores de izquierda en tomo a un hombre, ¿no es así? ¿Cree Ud. que existe ese individuo capaz de aglutinar los intereses y aspiraciones de todos los partidos de oposición?
- Exactamente. Hombres jóvenes tenemos. De no ser así y no estar convencido de ello, más vale que nos enterremos vivos todos.

Calla un momento. Se acaricia la barba. Ha hablado de una manera directa. 

Confiesa que ha sido así siempre: franco, escueto.

- Jóvito Villalba - dice al cabo - tiene mucho derecho y muchos haberes.

Y nuevamente, firme la voz y el ánimo resuelto, declara:

- Estoy convencido de que corresponde a la juventud el enderezamiento de Venezuela... Por eso tuve esperanzas en Rómulo... Y deja la frase en suspenso.
- Pero hace poco hablábamos de los errores de la juventud y...

El general no me dejó concluir: 

- No condeno a la juventud que se precipita, porque eso es natural en los movimientos políticos. No están reñidos los hombres jóvenes con ideas socialistas de un mundo más justo con nosotros los viejos, que podemos meditar con ellos en la oportunidad en que tengan cabida sus ideas. Lo contrario es marchar contra la historia. ¿Y por qué nos vamos a atravesar nosotros?

Imbuído en esta materia, me informa que le acaba de escribir a “madama” Roosevelt, como la llama, planteándole que en las distintas etapas de la humanidad -salvajes, bárbaros, feudales, capitalistas, hasta el imperialismo-, la sociedad ha ido mejorando. y aunque este momento es muy grave, creo que marchamos hacia la paz. ¡Tenemos que llegar a la coexistencia! Es un fenómeno natural. Lenin, en sus prédicas, mucho antes de que triunfara su revolución, lo había previsto. Tengo gran fe en la paz porque es una necesidad de la humanidad. Es una convicción profunda lo que me ha llevado a considerar que el peor de los caminos que puede haber elegido la sociedad humana es el de la guerra.

- Curioso – comento - que sea Ud., formado entre hombres que se prepararon para hacer la guerra y acaso el último guerrillero de que hablará nuestra historia, quien sostenga ese punto de vista...

Realmente tuve ribetes de caudillo. Pero renuncié voluntariamente, conscientemente, para darle otro sentido a mi vida... Y a estas alturas ya ni siquiera me extraña aunque no deja de sorprenderme, el conocimiento que tuve de la carta que un médico que se decía amigo mío dirigiera a Gómez en Miraflores, cierta vez que visité El Tocuyo. Llevaba entre el equipaje un libro de Martí, para Roberto Montesinos, el notable poeta y educador larense o para Alcides Lozada. Y este médico amigo se empeñó en leer  el libro. Treinta años después el Archivo de Miraflores hace pública la carta en la que mi fementido amigo informa a Gómez sobre el libro “comunista” de Martí, transcribiéndole los numerosos párrafos que yo había subrayado.



UN DIARIO 

Desde hace 32 años el General José Rafael Gabaldón lleva un diario, que, en oportunidades, ha relegado. Allí, con alguna que otra omisión, una que otra pequeña laguna, ha ido recogiendo las cuestiones más interesantes de su extraordinario y largo tránsito vital.

- Puedo estar equivocado en algunos conceptos---expresa---pero en ningún momento altero la verdad. Ha sido norma de mi vida no mentir. 
La familia había preparado el almuerzo y puesto la mesa, discretamente. Todo estaba listo, pendiente de cuando lo dispusiera el general. Llevábamos más de tres horas conversando.
- No se preocupen - nos tranquilizó - cuando Cárdenas y yo dimos muestras de inquietud por retardar su horario normal de comida-

A raíz de mi última enfermedad, una hemorragia estomacal, estoy a dieta. Como en mi cuarto para no caer en tentaciones gastronómicas, y hace una breve digresión para contar que su médico, el Dr. Elías Rodríguez Azpúrua, en la oportunidad de examinarlo, le preguntó: 
- ¿Cuántos años tiene Ud. General? 
- Le respondí que ochenta. Los cumplo ahora, en noviembre. 

Pero él se volteó muy serio y me dijo: - ¡tiene 45 general!

Y por supuesto, me siento de 45. Capaz de darle un cabezazo a cualquiera.

Aprovecho el paréntesis o la extensión del diálogo que generosamente me ha dado para pedirle me diera su opinión sobre el presidente Kennedy.

- Es un gran capitalista que trata de salvar a los de su origen. Pero no podrá hacer mayor cosa. La Alianza para el Progreso - declara categórico - es sencillamente un recurso; pero nuestras necesidades son grandes y no se curan con cataplasmas de dólares sino con actuaciones como las que intentó el inmortal Roosevelt. 
- ¿Y de Krhushchev?
- Me dispensó el honor - sin solicitarlo - de una larga audiencia en 1960. Me deslumbró. Empezó la entrevista con una serie de confidencias respecto a una reciente conferencia que había tenido con Mao Tse- Tung, como si yo fuera un viejo ruso comunista. Y más luego, a darme detallada cuenta de la entrevista que había sostenido el día anterior con Stevenson, a quien dijo una serie de cosas para que repitiera al gobierno norteamericano.
- ¡Me pareció un grande hombre!.. Mi entrevista con él duró setenta minutos, durante los cuales yo traté de demostrarle que era imposible evitar la guerra. El, por su parte, me aseguró que no la habría. Porque el pueblo ruso no la quería y porque él estaba resuelto a defender a costa de lo que hubiera lugar, ese sentimiento de su pueblo.

La conversación con el General José Rafael Gabaldón tocaba a su fin. El último guerrillero, pantalón gris, camisa oscura, deportiva, que a las 8 de la mañana tiene leídos todos los periódicos, que cree en su pueblo y que aspira a una transición democrática del poder, que alienta la perspectiva de un frente único de las fuerzas de izquierda no quiere despedirse sin antes dejarle un mensaje a la juventud:

- Que piense siempre en las doctrinas bolivarianas, que cada día cobran mayor vigencia.

Y fue todo cuanto dijo quien como él, cuando joven, se asomó a la violencia como fórmula para abrir camino y que ahora, en pos del siglo de vida abriga la íntima convicción de que la guerra es el peor de los senderos que ha venido transitando la humanidad en su afán de realizarse en la historia.

Una vigencia histórica



Rómulo Betancourt fue el venezolano que en su época mejor conocía la historia política de la independencia y del siglo XIX



En ocasión de haberse cumplido el vigésimo primer aniversario de la muerte del ex Presidente Rómulo Betancourt (2002), su partido Acción Democrática realizó en su sede de La Florida un acto conmemorativo y correspondió al Dr. Ramón J. Velásquez hablar de su gestión de gobierno ante una enorme concurrencia que plenó el salón azul de la organización política. El invitado de honor comenzó diciendo:

“Este es un gran honor; porque admiro la figura de Rómulo Betancourt como uno de los grandes venezolanos del siglo XX. Comparto la opinión de un historiador contemporáneo (Manuel Caballero), quien en un libro próximo a circular señala cuatro figuras polémicas, naturalmente en el tiempo que va de 1830 a 1999: José Antonio Páez, el fundador de la república; Antonio Guzmán Blanco, el modernizador; Juan Vicente Gómez, el Estado Nacional y Rórnulo Betancourt, por cuanto la organización que él concibe desde sus días de desterrado el año 31, logra un sueño como él mismo lo dijo en uno de sus mensajes.” El sueño de la civilidad, el sueño de la democracia venezolana”.

- Yo lo conocí - y tal vez soy uno de los testigos sobrevivientes más viejos - y quería decir unas pocas palabras, porque veo aquí una nutrida representación juvenil, lo que me alegra; porque, de Rómulo Betancourt apenas conocen el nombre, pues quiero comentarle a esa juventud, a esas mujeres y a esos hombres, a esos estudiantes, que Rómulo Betancourt, expulsado del país, después de los sucesos de febrero de 1928 cuando arribó a Curazao, no contaba aún los 21 años de edad. Y va a ser uno de los grandes autodidactas de la política venezolana: como Leoni, como Valmore Rodríguez, como otras grandes figuras de la democracia.

No había en Venezuela tiempo para formarse. La única universidad era la de Caracas. La de Mérida estaba muy lejos. Uno de los primeros hechos de Rórnulo Betancourt en la vecina isla fue inscribirse en un partido que habían fundado los obreros de las refinerías y según me contó, se dedicó a aprender inglés con un método llamado Cortina y la ayuda de un diccionario.

¿Con qué objeto? Para poder leer los libros sobre petróleo venezolano y con esa voluntad bárbara que tuvo hasta el final de sus días, aprendió a traducir publicaciones acerca del petróleo en América Latina y sobre los banqueros norteamericanos en el sector. 

“Fue un gran estudioso y lo mismo en Barranquilla que en Santo Domingo, buscó siempre tiempo y amistades que le pudieran facilitar la lectura de libros, hasta llegar a San José de Costa Rica,en donde en su condición de empleado de la Biblioteca Nacional y en un ambiente tranquilo, se leyó los catorce tomos de la Historia Contemporánea Venezolana de González Guinán...Por eso alardeaba de ser uno de los venezolanos que mejor conocía Ia historia política de la independencia y del siglo XIX. 
También leyó allí, cosas que muy pocos políticos de su tiempo hicieron, a excepción del grupo que fue a París: los textos completos del Materialismo Histórico y de Carlos Marx, consolidando una sólida formación. Hizo amistad con las grandes figuras democráticas latinoamericanas de la época: José Vasconcelos. Manuel Ugarte, Eduardo Santos; para representar a una Venezuela que estaba secuestrada y silenciosa. Ese fue Rómulo Betancourt”.

“La polémica más interesante del siglo XX venezolano, que deben leer, se salvó porque alguien robó los archivos de Raúl Leoni en Barranquilla y se los entregó al gobierno de López Contreras, que publicó el texto sin alteración y allí; en esa polémica que Betancourt empieza en el año 31 -con Leoni, con Valmore Rodríguez y con Mariano Picón Salas- destaca un hecho fundamental: Estaban concibiendo el país que Iba a ser, después del país sojuzgado, silencioso, atemorizado, de la dictadura de Gómez.

Ellos estaban pensando en lo que iban a hacer en el régimen político que sobrevendría y sobre todo en la educación ciudadana. Fue la primera vez que yo leí en un texto, aquello que luego adoptó Acción Democrática: En cada aldea una escuela; en cada pueblo un liceo; en las capitales de los Estados, colegios, institutos pedagógicos, tecnológicos, industriales y al final, las universidades experimentales.

Debatían el problema petrolero, el control que debía ejercer el Estado sobre las compañías norteamericanas e inglesas que lo explotaban; pero la obsesión fundamental en esas cartas de Betancourt con Leoni, era la corrupción administrativa y política de la época. De tal manera que todo eso se va a conjugar por primera vez en el Programa que es el Plan de Barranquilla. Cuando muere Juan Vicente Gómez y se abren las puertas del país a los exiliados y cierran las cárceles, aparecen en Venezuela la generación de jóvenes desterrados y los viejos generales que se habían ido al exterior y que  regresaban, igualmente: líderes del liberalismo y del conservatlsmo de los años 13 y 14 Y estos jóvenes del año 28.

Hay un hecho muy importante. Los viejos generales publicaron avisos en los periódicos: “Partido Liberal Amarillo. Se abren las inscripciones”, “Partido Nacionalista”... Nadie les fue. Pero cuando aparecieron Rórnulo Betancourt, Jóvíto Víllalba, Valmore Rodríquez, en las plazas públicas, las multitudes se congregaban todas las noches para oírlos. La universidad el año 36 le abrió las puertas a los expulsados del año 28 para que completaran sus estudios. Betancourt entró; Yo me le acerqué mucho porque él había publicado el año 32 en Costa Rica, un libro: “Con quien Estamos”; porque en un periódico anti gomecista de Nueva York, de un señor llamado Carlos López Bustarnante, éste decía que el mal venezolano no eran liberales, ni conservadores; dictadura o democracia, que eran los tachirenses y que había que matarlos. 

Entonces Rómulo Betancourt escribe un alegato formidable explicándole las cosas a ese señor López Bustamante. “No sea necio”, le decía, quienes dominan no son los andinos, sino una alianza de las viejas clases explotadoras. Una alianza del alto comercio, de las compañías petroleras y de los altos funcionarios 
Y vamos a crear una alianza entre las clases integradas por los obreros que se están formando en las compañías petroleras, los artesanos, que hay que convertiros en obreros, los empleados de comercio, los maestros de escuela, los profesores universitarios y los sectores de la burguesía-decía él-que tienen mentalidad democrática.

Ese libro que leí en el Liceo Andrés Bello (me lo facilitó Rafael Octavio Jiménez) hizo que se me grabara el nombre, Cuando llegué aquí, lo fui a buscar a una pensión que estaba situada en la esquina de La Romualda. Estaba reunido con Leoni y con Manuel Felipe Ruqeles. Desde entonces lo buscaba. Un día me dijo en la universidad:”Me voy, yo no vine a graduarme de abogado sino a fundar un gran movimiento nacional. Ya dejo aquí a los que me van a acompañar: Luis Lander, Leonardo Ruíz Pineda, Alberto López. Ellos se quedan aquí pero yo tengo que ir a buscar en Cabirnas y en Puerto La Cruz, en los Puertos de Altagracia, a los obreros, porque un partido socialista sin obreros son cuatro gatos en un tejado. 

“Las masas son indispensables en la concepción de nuestro partido”. Y así lo hizo, Visitó los campos petroleros y en cada pueblo, en Coro, en Barcelona, en San Fernando de Apure, lograba uno o dos profesionales, trabajadores artesanales que él, de una vez, convertía en dirigentes de sindicato: del calzado, que afiliaba a zapateros; del Transporte, que congregaba a los taxistas. Y así fue! al mismo tiempo creando el movimiento político, estimulando mucho a los comerciantes para que se unieran en cámaras y, a las mujeres: Cecilia Núñez Sucre, Mercedes Fermín, etc. y a los campesinos. A ese movimiento él le dio primero el nombre de ORVE y no fue presidente ni secretario general, porque él decía que el venezolano que había vivido bajo Juan Vicente Gómez estaba muy atrasado y le tenía miedo a la política. 

Tenemos que explicarles a los venezolanos y a los doctores qué es la política. Y ese movimiento lo dejo en manos de Alberto Adrlanl y de Mariano Picón Salas. El se quedó como secretario de organización, hasta que vino la más grande huelga general que ha habido en Venezuela hasta el día de hoy. Tres días paralizado el país; pero no había nada detrás y el gobierno dictó un decreto disolviendo a ORVE al PRP que eran los marxista-leninistas, a la Federación de Estudiantes. ORVE se fue entonces a la clandestinidad, con el nombre de Partido Democrático Nacional; pero a poco; Acción Democrática rescata al PDN y los comunistas al Partido Comunista, bajo la clandestinidad”.

“Hay que hablar de los estudiantes, los obreros, los campesinos, las mujeres. Betancourt se empeñó en que fueran figuras prestantes, lo mismo que los intelectuales y allí está, entonces aquella gama: Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Ambrosio Oropeza, Juan Oropeza, Inocente Palacios, que formaban un grupo de intelectuales y de juristas, en aquella labor; pero fue fundamental la movilización de las masas del país.

Por eso, cuando el conflicto de 1945, la crisis que surge entonces por la gran pugna entre los generales Isaías Medina Angarita y Eleazar López Contreras, Betancourt logra con su presencia transformar un golpe militar en una revolución. Y Venezuela, por primera vez en su historiar participa en un proceso electoral transparente.

Y como la mayoría era analfabeta, hubo que definir cada partido por un color. La Asamblea Constituyente fue de estudiantes de la universidad cercana al Capitolio, de obreros, de mujeres en número de 15 o más; de sacerdotes. Allí estaban Acción Democrática, Copeí, URD y el Partido Comunista. De tal manera que esa Constitución del 47 es, históricamente, la primera que en Venezuela discuten los diversos sectores nacionales. Y es un gran paso de avance por las garantías sociales que representa.

Viene una nueva crisis: la dictadura; pero ésta constituyó para los partidos, para Acción Democrática! y para los sindicalistas una forja, un crisol. Diez años después no necesitaron los partidos políticos -AD, Copel, URD, ni los sindicatos que Ileqaron del exilio, realizar mayores esfuerzos, el 26 de enero estaban constituidos en sus locales todos los partidos interviniendo en la vida política venezolana.

Esa es una labor que va a continuar y si el año 45 se puede señalar, por la movilización de las masas, por la definitiva incorporación de todos los sectores a la batalla política, el año 1958 es paradigmático por un acuerdo que es fundamental en la historia venezolana y que permitió 40 años de democracia. Fue el Pacto de Punto Fijo. Esa no es ninguna vagabundería. Ese es un gran pacto histórico. No es ninguna trama. Se reunieron partidos políticos, sindicatos, gremios empresariales, medios de comunicación y la iglesia católica, para llegar a un acuerdo y poder hacer viable el régimen democrático. Y se cumplió.

Yo acompañé a Betancourt en la Secretaria General de la Presidencia y vi el espectáculo más extraordinario, irrepetible: el Consejo de Ministros tenía minoría del partido de gobierno, que era Acción Democrática. Allí estaban sentados como ministros de la más alta significación, URD, Copei e independientes de la categoría de Amoldo Gabaldón, Rafael Pizani y Andrés Aguilar Mowsley, que no era copeyano, sino una persona Independiente. Estaba representada la totalidad del país político y eso se repetía en las gobernaciones de los Estados y en los ministerios.

Difícil un gobierno de esa naturaleza, después de diez años de dictadura.

Y se hizo, en medio de dos guerras: la guerra de la guerrilla, financiada por Fldel Castro y la Unión Soviética por una parte, uno de cuyos frentes estuvo comandado por el capitán Ochoa, que después llegó a general, como consta en los libros oficiales de la república cubana y por otro lado, el grupo sobreviviente del perezjimenismo, que tuvo expresión en el alzamíento de Barcelona y luego en la invasión por Cúcuta.

Además de otras conspiraciones que liquidó y aplacó antes que estallaran. El número total de conspiraciones, golpes y frustraciones, fue de once. Además de un atentado planeado por Rafael Leonidas Trujillo.
Hubo un momento en que la situación era tan grave que teníamos todo el Caribe en contra. Por un lado Trujillo y Somoza organizando el atentado, por el otro, Fldel Castro dando parque y capitales, mas la acción interna y se salió adelante con una excelente acción administrativa, como se demuestra en los mensajes y en las memorias de la época.

“Con la puesta en marcha de las grandes consignas, fueron realidad entonces, vivienda, educación y salud. Nunca el presupuesto de Educación había llegado a las magnitudes que tuvo entonces, nunca la educación tuvo la jerarquía que tuvo entonces.

Cuando Rómulo Betancourt iba a entregar el poder, quince días antes, me preguntó:

- ¿Al fin has resuelto qué vas a hacer? 

Le respondí:

- Me voy a ir. Yo conseguí un puesto. 

Entonces me dijo:

- Yo también me voy” El general Gómez me tuvo desterrado ocho años; el general López Contreras, 2 y éste Pérez Jlrnénez, 10. Veinte años de destierro. Ahora me voy desterrar yo. Porque yo no soy Guzmán Blanco. Yo no vuelvo al poder y no quiero que digan que el presidente Leoni es un muñeco y que yo estoy mandando. No. Si me quedo aquí, los enemigos de Leoní van a venir a molestarme y los enemigos míos van a ir donde Leoni. No. Me voy, me destierro. Voy a aprender cosas nuevas.

Y me dijo, igualmente, lo que yo repetí para el libro de Caballero:” Para mí la gloria es haber fundado Acción Democrática. Presidentes han sido muchos. El partido queda. Yo muero y el partido queda. Si yo tengo algún mérito es ese. Ahora, qué es lo que debo hacer. No repetir a Guzmán Blanco. No volver a ser presidente de la república. No vuelvo a ser presidente. Ya está bueno”, “También me dijo: “Mira, en aquella aventura del 45 el partido sin saber lo que yo Iba a hacer y cuando me vio me acompañó. Esa fue una audacia. Ha podido reclamar mi deslealtad, Lo que hizo fue acornpañarme. Y votaron por mí a pesar de que hubo alguien que no quería que yo fuera presidente.

Entonces, qué más les exijo. Hay que abrirles campo a los otros. Me voy. Cuando regrese me voy a poner a escribir mis memorias -cosa que no hizo- pero no vuelvo a intentar intervención directiva como presidente de la república. Eso está clausurado.

¡Ese fue Rómulo Betancourt! Ese es Rómulo Betancourt. Por eso, recordarlo no es hablar de un muerto. Es hablar de una vigencia histórica, porque estamos dentro de la crisis más larga y profunda que ha vivido el país y que empieza en 1993 cuando quien gana la presidencia es una persona que ha abandonado su partido para constituir una agrupación electoral. 
Ya esa era una señal. Pero la señal máxima fue el año 1999. Estamos en una crisis en que por primera vez hay un intento de imponer fórmulas de la izquierda marxista-fidelista, No la inventamos, la repetimos.

Pero frente a eso, la democracia ha crecído en los últimos tres años y esas marchas, todas esas manifestaciones, son un fenómeno extraordinario; un signo de la fortaleza democrática, Ya los venezolanos se sienten parte del sistema sin escoger colores. Son demócratas, Ese es el gran logro de los fundadores. 

Ahora lo que se le exige a la democracia con sus nuevos dirigentes es que tengan en cuenta que el país cambió que hay una población nueva que no conoce de esos esfuerzos, de esas luchas, de esos sacrificios. Se les ha dicho que esos grandes luchadores fueron unos personajes corrompidos.

“Esa democracia debe tener un rumbo que es saber que el país cambió por obra de la misma democracia, Porque nunca Venezuela había tenido la calidad y cantidad de profesionales, hombres y mujeres creados por la democracia. ¿Quiénes manejan Pdvsa, quienes manejan el complejo de la industria pesada del hierro y del acero?: Venezolanos de Calabozo; de Lara, del Táchira, de Maturín.

No son gente de Suecia ni de Suiza ¿Quiénes manejan todas las factorías de la industria privada y la ciencia? Nunca mayor número de escritores y escritoras, mayor número de investigadores científicos, mayor número de empresarios jóvenes. Ese es el fruto de esos 40 años. Esa es la verdad y no la otra.

Por eso, para terminar, creo que esas manifestaciones son una expresión de solidaridad con los principios que crearon la empresa de democratizar a Venezuela, de movilizar la nación. Batallas futuras, claro que las habrá. Pero con la voluntad y con la historia de la organización el camino está andado”.

(Nota: Grabé este discurso del Dr. Ramón J.Velásquez con autorización suya, por supuesto, pues por entonces todavía me desempeñaba como jefe nacional de prensa de Acción Democrática. y me ha parecido oportuno reproducirlo ahora por lo extraordinariamente pedagógico que resulta, sobre todo para la actual generación ametrallada por una falsa prédica contra los compatriotas que en el siglo pasado se esforzaron por crear un sistema democrático por el cual todos estamos clamando).

Sobre la obra de Raúl Leoni


"Cuando Leoni quiso hacer la primera reforma
 fiscal venezolana y presentó su proyecto
a la Cámara de Diputados, las compañías
petroleras, la Creole y la Shell, fundaron
un Comité de la Clase Media Venezolana
y a través de discursos y grandes avisos
desplegados en los periódicos,
frustraron esa reforma".

En el 30 aniversario de su muerteen la Casa Nacional de Acción Democrática

Una extraordinaria concurrencia plenó el Salón Azul, donde se desarrolló el acto y desbordó la planta baja del edificio.

La reseña sobre la vida y la obra del ex presidente Raúl Leoni en conmemoración del trigésimo aniversario de su desaparición, no consiguió mayor hospitalidad en los medios impresos debido a la tensión política que entonces se vivía en el país y no ocupó la atención de los venezolanos quizá porque se realizó en la sede nacional de Acción Democrática, en La Florida; pero ese acto contiene una serie de datos interesantes sobre el gobierno del ilustre guayanés, quien falleció en Nueva York el 5 de julio de 1972. Por esta razón decidí incluirla entre las crónicas que forman parte de esta recopilación.

Personalidades de las diversas esferas políticas, económicas, sociales y culturales del país se dieron cita el martes 9 de julio del año 2002 en el Salón Azul de la Casa de Acción Democrática, en la urbanización La Florida, para conmemorar con la dirigencia nacional y los hijos del desaparecido ex presidente Raúl Leoni, el trigésimo aniversario de su desaparición.

El homenaje fue organizado por la Fundación que lleva su nombre y que preside Lewis Pérez Daboín, Desde hacía tiempo no se veía en la sede del partido blanco una concurrencia tan extraordinaria de hombres y mujeres de las más diversas tendencias, incluso de muchos que por largos años ocuparon trincheras distintas en el universo político venezolano, pero que quisieron estar presentes en este acto, en el que participaron como expositores el doctor Ramón J.Velásquez, ex presidente de la República, eximio historiador y académico; Miguel Henrique Otero Castillo, editor del diario El Nacional y el doctor Eduardo Mayobre, especializado en la investigación económica.

El dirigente sindical Carlos Ortega., presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela; Lewis Pérez Daboín; Claudio Fermín, ex candidato presidencial de AD y’ miembro del Comité Ejecutivo Nacional en esa época; Rafael Marín, secretario general del partido; Argelia Saud, Tercera Vicepresidente de AD; Carmen Sofía, Luisana y Álvaro Leoni, ocuparon posiciones en el presidium, junto a los tres distinguidos expositores, la doctora Saud se acercó al micrófono y anunció: “Se va a dar comienzo al acto en homenaje al hombre de consenso que tanto necesita nuestra Venezuela de hoy” y en la sala y en los pasillos estalló un gran aplauso. Reconocimiento de la audiencia al gran ciudadano que fue el ilustre hijo de Guayana.

Correspondió a Rafael Marín, en representación del partido, agradecer la presencia de la calificada concurrencia que atendió la invitación al Foro. “Debo manifestarles lo orgulloso que estamos de que tan destacadas personalidades que hacen vida pública en \lenezuela, adornen este espacio físico de Acción Democrática”.
Dijo Marín que la Generación de1928 fue una de esas generaciones excepcionales que pocas veces pare la historia de un país y que Leoni fue figura estelarísima no solo de ese grupo, sino de una parcela, de una ideología auténticamente democrática, la Federación de Estudiantes de Venezuela, que fue matriz de casi todos los partidos políticos venezolanos.

“Él profundizó la revolución democrática de Venezuela, la más profunda revolución social, al dotar de los servicios de agua, luz y asistencia médica, a centenares de comunidades, al tiempo que dinamizaba la reforma agraria, la Guayana de las chimeneas y armaba a las clases trabajadores con la creación de más de mil sindicatos, para que pudieran reclamar sus derechos. Un hombre que soñaba en grande y actuaba en grande.

“El estará presente en la Venezuela que aspira para sus hijos un mejor porvenir. Fue un ejemplo a seguir como gobernante y como padre de familia”. Y propuso una viva que fue coreado por la concurrencia.

Miguel Henrique Otero agradeció a la dirigencia de Acción Democrática haber rememorado a uno de los hombres claves del siglo XX venezolano. Dijo que no habíamos pensado en su humanidad y en su obra, pero que era tiempo de hacerlo, de recordar al luchador que fue Leoni:

- Mi padre Miguel Otero Silva y Raúl Leoni eran primos. Ambos compartieron actividades políticas contra Gómez. A los 16 años fue llevado preso a La Rotunda por colaborar en una huelga que tenían los tranviarios y nunca más abandonó la política.

Recordó Miguel Henrique el gesto de Leoni en el Castillo de Puerto Cabello, adonde fue encerrado junto con 213 estudiantes universitarios más por los sucesos del año 28 y las autoridades le hicieron llegar una comunicación a él, que era presidente de la FEV, ofrecíéndoles ponerlos en libertad si se comprometían a no participar más en actividades políticas. Leoni convocó a sus compañeros, sentados en el patio de la prisión y procedió a darle lectura a la comunicación, al cabo de lo cual, con su profunda y sonora voz les preguntó sí estaban de acuerdo con aquella propuesta. Los 213 compañeros de prisión permanecieron silenciosos. Entonces Leoni, dirigiéndose al mensajero, le devolvió la carta diciéndole: “Rechazada por unanimidad”, destacó el expositor la capacidad conciliadora de Leoni. “Por ese espíritu suyo de buscar acuerdos, de dialogar; por esa confianza que nunca abandonó de conversar con los adversarios en busca de alcanzar lo que nos uniera estamos aquí para recordarlo”.

Eduardo Mayobre comenzó por señalar que cuando Leoni accedió a la Presidencia la democracia estaban en peligro y solo un hombre de Estado como él supo trazar el camino para sortear las dificultades que tuvo por delante. Recordó que ante aquella situación de la izquierda radical y las guerrillas, hizo prevalecer la sensatez, fundamentándose en colaboradores como Gonzalo Barrios, Reinaldo Leandro Mora y Manuel Mantilla, hombres de diálogo, asequibles. 
Dijo que aun cuando le habían solicitado comentase la gestión económica del gobierno de Leoni, no podía pasar por alto dos aspectos que signan, por sobre otros muchos, su personalidad: Uno de ellos fue el empate técnico electoral entre las candidaturas presidenciales Gonzalo Barrios y Rafael Caldera, oportunidad en la cual Leoni expresó que un triunfo dudoso restaría legitimidad a la democracia y que entregaría el poder a quien se consideró siempre como un opositor tenaz de su partido, el doctor Rafael Caldera, aunque fuese un voto la diferencia en los resultados. Y se convirtió en el primer gobernante venezolano que colocó la banda presidencial al candidato del partido opositor, con lo cual se consolidó el sistema igualitario por el cual claman hoy todos los venezolanos.

Otro aspecto fue  la decencia, el respeto al adversario. La imposición del diálogo como norma, Los pocos escándalos que entonces hubo por corrupción o malversación, aparecen hoy risibles, en comparación con los que se han presentado en la actualidad, Durante su periodo la inflación fue del 2,4%. La moneda estuvo estable. Hubo superávit fiscal en una época en que el barril de petróleo tenía un precio de 1,90 dólares y la deuda del país estaba en el orden de los 625 millones de dólares. ¡Huelgan comentarios!

Dijo Mayobre que muchas empresas privadas iniciaron sus actividades en esa época, como consecuencia de la sabia política desarrollada, La inversión creció. Leoni fue un hombre que llegó a la Presidencia en hombros de sus trabajadores y salió en hombros de todos los venezolanos. 

Al referirse a las obras realizadas por su gobierno comenzó por citar la creación del Banco de los Trabajadores, “que años más tarde perdió el rumbo, como lo hicieron posteriormente los bancos de las empresas privadas”. Recordó que fue Leoni propulsor y gran animador de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), aumentó la matricula escolar, luchó y consiguió disminuir el analfabetismo y alcanzó a mejorar en alto grado la salud de los venezolanos. “las escuelas y los hospitales son más importantes que los cuarteles”, se le oyó decir alguna vez. Construyó la Autopista del Este, la Avenida Libertador, la Cota Mil, el Puente sobre el Orinoco, el Complejo Petrolero El Tablazo, la Represa de Gurí, El recuento lo aprovechó para recordar a Leopoldo Sucre Figarella y a Rafael Alfonso Ravard, dos de sus más notables colaboradores.

- ¡Ese hombre de espíritu indoblegable, de gran capacidad de trabajo, con su sabiduría, ese hombre bonachón y dulce del que tendríamos más razones para sentirnos orgullosos, fue Raúl Leoni! - concluyo.

El doctor Ramón J. Velásquez inició su intervención expresando que hablar de Raúl Leoni era tarea grata, porque fue una vida dramática, pura y limpia. Y a renglón seguido señaló: Fundar un partido político de tendencia socialista en la Venezuela de 1930 era una tarea casi imposible. Este era un país secuestrado, en donde solo dos fuerzas venian presidiendo la vida venezolana desde el comienzo de la república: el ejército y la iglesia. Fundar un partido moderno como los que estaban siendo constituidos en otros países de América hispana, era poco menos que imposible. Y este partido, base de todos los partidos democráticos modernos nuestros, nace de las conversaciones, de la correspondencia de tres hombres: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Valmore Rodríguez, quienes empiezan un largo intercambio epistolar, parte del cual inserta el gobierno de Eleazar López Contreras en un libro para denunciar las actividades comunistas, según dicho libro -el llamado Libro Negro-. El resto de esa correspondencia, las respuestas de Leoni y Valmore Rodríguez deben estar o están en archivo de Rómulo Betancourt.

- Es la primera vez en la historia de Venezuela - puntualizó - en que un debate ideológico de jóvenes de 21, 22, 25 años, está echando las bases de lo que va a ser el medio siglo que le resta al Siglo XX.

Venezuela tardó mucho en conocer las nuevas ideas que habían transformado la estructura de los países europeos. Todavía en 1935 en Venezuela era un pecado leer o conocer los libros que las planteaban; pero esta juventud, tanto la que estaba en los castillos como la que había salido al destierro en Colombia, Costa Rica, en La Habana, en México, habían tenido acceso a los grandes cambios mundiales: la revolución mexicana, la revolución soviética; a los grandes cambios de la República Española y van planteándose la primera discusión ideológica con marxistas-leninistas.

- Y ese hombre que adolescente dirigió la huelga de 108 tranviarios en Caracas en 1923 y que presenció la catástrofe de las bananeras en Cartagena, al asumir el Ministerio del Trabajo en 1945 se propuso organizar, como lo hizo, el movimiento sindical venezolano. 
- Mire - le observé una vez - esos dos que están ahí, no saben leer. 

Me respondió: “Los apóstoles de Cristo eran pescadores”. 
Esa fue una lucha constante y lo que no se ha destacado mucho por circunstancias, su tendencia social, socialista, que crea dentro del alto mando histórico de su partido y que va a reflejarse en las elecciones del 63.

- Yo presencie las reuniones con los dirigentes sindicales de la época: Malavé Villalba, Luis Tovar, Francisco Olivo, Pedro Bernardo Pérez Salinas, entre otros. 

Era un consejo sindical con el presidente Betancourt o con el presidente Leoni. No era una mezcolanza. Lo que sí es cierto es que Leoni nunca presumió de caudillo, de caudillo ofuscante, del hombre que lanza mensajes. No. Era un líder moderno, discreto, correcto y duro. Siempre mantuvo unas tesis, unas posiciones sobre grandes problemas nacionales e internacionales que lograron el respeto unánime del partido. Cuando fue elegida la Confederación Sindical, en unas dramáticas sesiones inolvidables y valiosas para la democracia venezolana. Me dijo el presidente Betancourt:

“Voy a irme esta vez. Porque no podemos romper la marcha acelerada de la democracia. Cada uno de nosotros gobierna con su propia mentalidad, con su propia gente, con su propio estilo y si yo me quedo aquí en Venezuela, mis enemigos ‘van a estarle diciéndole al presidente Leoni que yo estoy armando conspiraciones y los enemigos del presidente Leoni van a estar diciéndome a mí lo mismo y nos van a romper. La maledicencia venezolana, ese eterno afán de conspirar, más que de conspirar de intrigar desde el poder, no es conmigo. Me voy. Raúl gobierna solo, como yo goberné”.

Dijo el doctor Velásquez que iba a señalar dos aspectos de su política internacional: Cuando Lindon Jhonson en una forma abusiva envió fuerzas norteamericanas a Santo Domingo -para entonces, yo era director de El Nacional- Leoni nos llamó, como siempre llamaba a los periodistas, para conversar. Nos dijo: “Voy a protestar y voy a pedirle a la OEA su intervención.

 Las tropas norteamericanas que abusivamente han invadido el territorio dominicano deben salir de ahí y buscar una fórmula distinta para resolver la situación allí planteada. Y mantuvo esa línea como mantuvo también su punto de vista en la creación e incorporación de Venezuela a la Comunidad Económica Andina. 

Por otra parte, a Leoni le correspondió presidir el parlamento más tumultuoso de la historia democrática venezolana. Recuerdo cómo la multitud invadía el Capitolio,  los debates político-ideológicos, cómo el conflicto de la guerrilla se planteaba y como Acción Democrática, por las dos divisiones del MIR y del ARS, perdió el control de la Cámara de Diputados. Pero Leoni mantuvo el control del Senado, que era el decisivo, pues la Cámara de Diputados fue totalmente dominada por una oposición que iba desde el liberalismo de URD hasta todas las formas del marxismo dividido.

-Recuerdo otra cosa: Cuando Leoni quiso hacer la primera reforma fiscal venezolana y presentó su proyecto a la Cámara de Diputados, las compañías petroleras, la Creole y la Shell, fundaron un Comité de la Clase Media Venezolana y a través de discursos y grandes avisos desplegados en los periódicos, frustraron esa reforma.

Una vez elegido Leoni Presidente, en 1963, empezaron a bajar las aguas. Había fracasado el intento de sabotear el proceso electoral al ser descubierto el alijo de armas con la cual se iba a realizar una operación en Caracas. Leoni dió comienzo entonces a una relación con los diversos sectores en armas que va a terminar en el acuerdo con el Partido Comunista de Venezuela y la aparición entonces de la Unión para Avanzar -UPA- que era la organización del Partido Comunista que regresaba de la frustrada experiencia guerrillera .Tuvo un gran aliado, uno de los más grande aliados: Monseñor José Humberto Cardenal Quintero, quien sostenía que era una alianza divina, que había logrado crear ese clima que le acompañó hasta el final, de cordialidad, de respeto, que fue el gran respeto que en la Casa Presidencial levantó la figura de Menca de Leoni. Cuando entregó el poder dijo: “Detrás de esa puerta no queda ningún pecado”.

- Yo lo acompañé, ya ex presidente, muchas veces, a un restaurant y era hermosa la actitud de gente que no lo conocía, que se paraba a saludarlo, Y lo mismo era caminar con él por una calle. “Sin guardias. La única guardia era Menca”, yo dije una vez que escribí sobre él, que había entrado a la presidencia de la república como líder del partido y cuando salió de la presidencia era un líder nacional. 

I - Caminante

A hora cuando a duras penas me mantengo sobre un rocín no muy veloz como quisiera, he revisado parte de un ejercicio periodístico...