viernes, 10 de enero de 2020

El solitario de Altamira


El famoso tenista Iyo Pimentel, 
nunca quiso profesionalizarse.


Iyo pimentel


Cierta tarde, a principios de 1951, un muchacho espigado y flaco, de piel tostada y ojos claros y francos, tímido, silencioso, se presentó a las canchas del Altamira Tennis Club con evidentes deseos de jugar. Entre los presentes, algunos lo habían visto desempeñarse durante el desarrollo de las competencias de los III Juegos Bolivarianos, oportunidad en la cual Iyo Pimentel -que no era otro el visitante- había conseguido acreditarse, tras duro batallar, un tercer lugar en la clasificación general, defendiendo los colores de Venezuela. Para aquella época hacía su presentación en diversas poblaciones del país un ayunador llamado Urbano, quien se hacía encerrar por varias semanas en una urna de cristal y entre el grupo de personas que aquella tarde se encontraba en el Altamira no faltó el guasón que hallara gran parecido entre el famoso fakir y este muchachote de pantalón blanco y franela del mismo color que miraba con apasionamiento la cancha.

- ¿Quiere jugar, Urbano? - le preguntó uno de los socios del club.

Y el visitante, sin hacérselo repetir, tomó la raqueta y avanzó hacía uno de los extremos del campo de juego. En aquellos momentos, Iyo Pimentel, el gran Iyo del tennis venezolano, tomaba posesión sencilla pero categóricamente, del corazón de la hinchada tennistica venezolana y se sembraba, de manera definitiva en el Altamira Tennis Club, donde es un ejemplo permanente de constancia, disciplina, deseo de superación, garra deportiva y de una vida dedicada por entero a la especialidad. Desde entonces ha corrido mucha agua bajo los puentes. Iyo se mantiene en el tope: Campeón Nacional indiscutible y figura mundial de primerísimo orden en un deporte duro, difícil, exigente. Han sido diez años de lucha extraordinaria, de entrega total y absoluta a una actividad que lo ha visto brillar con luz propia en las principales canchas de América у Europa.

ANTES DE LANZARLAS COMENZÓ POR RECOGERLAS


- Ningún deportista - así lo apuntó Sergio Antillano en una entrevista que le hiciera a raíz de su gran triunfo, en 1961, sobre el Número Uno del ranking mundial Neale Fraser - iguala al famoso tenista local en cuanto a modestia. Ni sus repetidos viajes a los cinco Continentes, ni sus victorias sobre los ases internacionales de la raqueta, han logrado sacarlo de la condición de suma discreción en la que siempre se ha mantenido.
-Yo comencé en Curazao, a loa 14 años, por recoger las pelotas en un club de la isla - confiesa con sin igual franqueza -. Andando el tiempo alterné mis estudios de bachillerato en el Colegio St. Josef con el tennis. Intervine en varios torneos y logré titularme Campeón Juvenil de Curazao durante 4 años consecutivos (1946 a 1949). Después fui Campeón en todas las categorías en los años comprendidos entre 1948 y 1950. Mi hermano Ramón y yo logramos adjudicarnos el Campeonato de Dobles de la isla.
Iyo nació en Curazao el 16 de febrero de 1933. Sus padres, Ramón Antonio Pimentel (fallecido) y Petra Antonia de Pimentel, venezolanos ambos, levantaron en la isla una familia que integran: Ramón, que ahora tiene 39 años; Deborah, 37; Francisca, 36; Iyo, anda ahora en 31 años y Raquel en 29. Todos, a excepción suya, están casados.

- Y yo habré de abandonar la soltería, uno de estos días, cuando empiece a pesarme la raqueta y no respondan los reflejos - dice.

PITCHER Y ARQUERO 


Pero no fue solo el tenis el deporte al cual se aficionó Iyo. Es, indudablemente, la especialidad en la cual ha descollado. No obstante en sus días de estudiante de bachillerato se desempeñó con cierta eficiencia como lanzador y primera base en el béisbol y defendiendo con bastante soltura la portería en algunos partidos de fútbol.

-El béisbol me apasiona y cuando puedo, me llego hasta el Parque Universitario para ver los partidos. 
- ¿Qué jugador te ha impresionado más últimamente?
- Vitico Davalillo. Es un jugador de colorido. Por supuesto que disfruto grandemente con el juego impecable de Luis Aparicio. Igualmente admiro a César Tovar y a Gustavo Gil.
- Iyo - bromeo con el raqueta - estás al día en la pelota.
- ¡No le digo que no pierdo juego!..
- ¿Y en política? ¿Alguna parcialidad?
- ¡Ah, Ah!.. En política cumplí con mi deber ciudadano. Eso sí, me levanté tempranito e hice mi cola para depositar el voto.
- ¿Y por qué en el Country?
- Porque allí me correspondía – sonríe.
- ¿Se puede saber por quién?
- Iyo es discreto. Procura una salida elegante.

Desvía la conversación hacia su fuerte.

- Mucha gente cree que el tennis es un deporte de ricos. No es así. La mayor parte de los tenistas es gente de condición humilde. Están equivocados quienes piensan que el tennis es un deporte de millonarios. Aquí hace falta que hagan canchas populares, como en Australia, donde el tennis es un deporte nacional como lo es aquí el beisbol. Y entonces surgirían muchos nuevos valores. El tennis es un deporte donde nunca se termina de aprender, que exige una dedicación permanente. Fíjese que, por ejemplo, para mantenerse en forma, uno juega varios sets durante una mañana y por la tarde está fatal. Al día siguiente usted repite la operación y se muestra basto; pero se supera por la tarde. Creo que la baja forma de algunos jugadores obedece a la circunstancia de que, cuando descuellan, no practican suficientemente, con constancia.
Pero tiene algo más que decir -en vez de la revelación sobre la inclinación del voto-.

- Sería de desear que al incrementar las actividades deportivas, el gobierno dispusiera la construcción de canchas populares y contratara entrenadores, que los hay muy buenos, eficaces y dispuestos. Y tendríamos canteras fantásticas y posibilidades de adjudicarse.
- ¿Por qué no? La Copa Davis, que tantas veces la hemos tenido ahí, en la punta de la mano del Caribe.
- El deporte tiene que gustarle a uno – añadiría -. Es el punto cardinal para descollar. Luego, con religiosidad, constancia, dedicación, deben irse desarrollando las cualidades sobresalientes. Por ejemplo, los ecuatorianos son jugadores bajitos, menudos, que aparentemente pudieran estar en desventaja ante competidores altos, capaces de obtener supremacía en el ataque; pero éllos suplen la falta de estatura con una velocidad y una colocación endemoniada en el court, que les da la práctica permanente, su cumplida presencia en el campo de juego.

Iyo no fuma y asiste a muy contadas fiestas.

- Porque tampoco me gustan los tragos y comprendo que un individuo sobrio en una fiesta donde todo el mundo desborda de alegría, desentona.

ORFANDAD DE ENTRENADOR 


Jamás ha tenido entrenador. Su trajín diario y el contacto con los grandes raquetistas mundiales le han dado la experiencia que ahora tiene.

- Cuanto he llegado a ser - confiesa con sencillez- lo debo al Club Altamira. Han sido sus dirigentes quienes me han dado la oportunidad. Ellos se han ocupado generosamente de tramitar mi participación en torneos internacionales. En justa retribución, cuando estoy en Caracas - él vive en la sede del Club - enseño a los pequeños jugadores el manejo de la raqueta y todo cuanto deben hacer en el campo para desempeñarse bien y tener una buena actuación. Es poco, ya lo sé pero es una forma de agradecer cuanto han hecho por mí.


Pero esta misma condición de as imbatible, de jugador de relieve mundial sin perspectiva de competidores inmediatos, le crean a Iyo Pimentel un gran problema. 

- Porque son los torneos, los campeonatos donde el jugador se entrega por entero, los que dan la garra, los que estimulan el esfuerzo particular del atleta. Nada hago yo con mantener la forma, con el ejercicio diario, con la disciplina elevada al rango de religión si no tengo competidores; porque esa ausencia de contrarios es contraproducente. Causa cierto decaimiento por inercia y entonces, cuando salgo a una competencia internacional, no es que esté fuera de forma, sino que carezco de esa disposición especial, ese punto o sazón que nosotros llamamos garra. Hay cierta flojedad, una ausencia de reflejos, consecuencia de la falta del calor que imprime a todo atleta la emoción, la fascinación de un campeonato. Y esto lo dice así, pura y simplemente, el hombre que durante diez años ha mantenido el liderazgo, la supremacía, que ha sido el número Uno del tennis nacional.

EL TURISTA DEL 50 


Pimentel llegó al país en 1950. Frisaba entonces los 17 años. Había sido un viaje turístico. Pocos meses después volvió a hacer maletas y emprendió el regreso con miras a participar en los III Juegos Bolivarianos defendiendo por primera vez los colores de Venezuela. Iyo obtuvo un honroso tercer lugar en la clasificación general del evento, que se desarrolló en 1951. Concluidos los juegos, regresó a á. Curazao, al lado de su familia. Al cabo de tres meses y con deseos de abrirse camino por cuenta propia empacó nuevamente y se presentó en Caracas en plan de conseguir trabajo como mecánico. Y logró colocación en un estacionamiento ubicado por los alrededores del Teatro Caracas.

A partir de 1951, alternando su trabajo con el tenis, participó en toda clase de torneos de la especialidad que fueron organizados en el país. Y durante seis años, del 51 al 57 se tituló Campeón Nacional. En 1958 durante un partido del campeonato correspondiente a dicho año hizo un movimiento en falso tratando de responder un servicio y se fracturó una pierna, tuvo que retirarse del torneo. El percance lo mantuvo alejado de las canchas ese año y parte del año siguiente.

Restablecido, participó nuevamente en los torneos correspondientes a los años 1960-61 y 62, titulándose en todos ellos Campeón Nacional. A lo largo de su actuación y en los torneos inter.-clubs Iyo logró acumular un total de 170 trofeos, casi todos los cuales, así como los diplomas y los recortes de prensa que se refieren a su actuación, reposan en poder de su progenitora, en Curazao, a quien suele visitar cada vez que dispone de un tiempecito y todos los años por la época de las navidades.

LAS GIRAS 


En 1952, siempre en su condición de amateur fue enviado a Miami para participar en el Campeonato Orange Bowl que anualmente se realiza en dicha ciudad con la participación de los más acreditados jugadores latinoamericanos, Iyo tuvo una destacada actuación. Consiguió llegar a las semi-finales. Repitió al año siguiente y otra vez quedó semi-finalista. Ese mismo año participó en Barranquilla en un torneo Internacionał. 


VIAJÓ A EUROPA EN 1955 


Comenzó a participar en varios torneos internacionales en Europa. Por cierto que fue memorable su triunfo sobre Molinari, un notable jugador francés a quien batió en tres reñidísimos sets, el último de los cuales se adjudicó con puntuación de 7-5.

- Hasta entonces yo jugaba siempre con pantalones largos.
- ¿Por qué? ¿Por pena?
- No. Me acostumbré a jugar vistiendo pantalones y no me hallaba bien de otra forma. En el Altamira se sorprendieron cierta vez, al regreso de una de mis giras a Europa, cuando salí a la cancha con pantalones cortos. París, Burdeos, Bristol, Londres, Sunderlan, Hoylake, Hamburgo, Viarreggio, Ortisel, Pedavena, conocieron la calidad de juego del venezolano durante su primera visita. Luego en Río de Janeiro y en Sao Paulo.

El año 56 jugó en Monte Carlo, en Cannes, Niza, Florencia, Roma; nuevamente Paris, Barcelona, Lugano, Hamburgo, Oporto, Vigo, Santander, Bilbao, San Sebastián, Ligón. En Suramérica jugó en Chile y en Curazao. Al año siguiente participó en diversos campeonatos en Europa y en Suramérica, entre ellos en Noordwyk, Dublín, en Wimbledon, Birmighan, Newport, en San Remo, Ischia, Oviedo, Sangaro, Cascalse, México, Tampa, St. Petersburg, Miami, West Palm Beach, Habana, Panamá, Barranquilla, Kingston, Montego-Bay. En 1958 mantuvo la misma actividad deportiva que el año anterior. Jugó en New Orleans, Tampa, St. Petersburgo, Miami, Irlanda, Holliwood, West Kingston, Montego-Bay, Neighbour, Jacksonville, París, Surbirton., Newcastle, Bristol, Malvern, Londres, Madrid, Haylake, Beelfort, Hamburgo, Estambul, Atenas, Bilbao, San Sebastián, Pamplona, Oviedo y Avila. En 1959 desarrolló una actividad similar, saliendo de una cancha a otra, sin dar ni pedir cuartel. Ese año participó en los Juegos Panamericanos escenificados en Chicago, representando a Venezuela. También jugó en Nueva York, en La Habana y en Montevideo. El 59 fue el año de los Sur Americanos en Caracas. Iyo tuvo que retirarse porque sufrió peligrosa lesión de un menisco, cuando combatía en el segundo set, por el campeonato, al notable tensita colombiano William Alvarez. No obstante, en los dobles, se tituló Campeón formando pareja con el raqueta chileno Patricio Rodríguez. El año 60, repuesto de la lesión en el menisco que había seguido padeciendo, participó en torneos realizados en Barranquilla, Barbados, Guadalupe, Newport, Boston, Cleveland, Lima, Guayaquil, Nueva York y New Jersey. Ese mismo año, haciendo pareja con Marcos Gambús, representó por primera vez a Venezuela en la Copa Davis ganándole a Nueva Zelandia en los semi-finales.

- Perdimos la final con Estados Unidos, cuya representación, joven y extraordinaria, dio al traste con nuestras ilusiones de adjudicarnos el preciado trofeo para los colores patrios. Igual suerte corrimos en los Panamericanos jugados en Lima. Ganamos la rueda semi-final, pero perdimos la final contra la representación argentina. El año 61 Pimente representó al país en torneos efectuados en Barranquilla, Puerto Rico, París, Surbirton, Manchester, Beckinham, Malvern, Londres, Praga. Le Bouquet. Ostende. Le Zaute, Estambul, Líbano, Grecia y nuevamente Barranquilla y en los IV Juegos Bolivarianos se apuntó una importante victoria.

En el 62 volvió a hacer un recorrido exitoso por varios países europeos y americanos, siempre en representación de Venezuela. Intervino en torneos realizados en Barranquilla, Puerto Rico, St. Petersburg, Niza, Montecristo, Nápoles, Palermo, Roma, Lugano, París, Manchester, Beckinham, Londres, Frientone, Holanda, Ostend. Le Zaute, Guayaquil, Bolivia y Chile. En el año 63 viajó al exterior en cuatro oportunidades: Barranquilla, Sao Paulo (Panamericanos), Denver y Medellín. En Caracas jugó nuevamente la Copa Davis correspondiente a la zona americana y la representación venezolana batió a la de Ecuador.

- El triunfo nos dio opción de jugar la final de la Copa Davis en Denver, Colorado. Y, nuevamente perdimos ante el equipo que representó a los Estados Unidos.
- El tenis me ha dado la oportunidad de conocer muchos países y ciudades. He sido objeto de grandes atenciones--- dice---. Jamás he cobrado por jugar y así me mantendré, mientras pueda. Quizás un año, dos o tres. Quien sabe...
- ¿Por qué no se ha hecho profesional?
- Porque para ello hay que ser un jugador excepcional - responde con humildad -. Solo así podrá un individuo mantenerse en el primer plano y ser atracción de taquilla. Por otra parte, y es mi caso, nunca se pone más pasión, más calor por conquistar una victoria sino cuando se persigue ésta por lo íntimo y satisfactorio de triunfo puro y simple, sin otro incentivo que el de conquistar en gallarda lid un triunfo sobre un contrario que también aspira a colocarse en la primera línea del deporte, derrochando facultades y condiciones. 
- ¿Entonces, Ud. no cobra?
- En absoluto. Me pagan, como es natural, los gastos de viaje y el alojamiento. Con eso me hasta y estoy contento. Lo he repetido muchas veces. Cuando decida retirarme, me haré entrenador o coach y seguiré junto a las canchas, que ha sido la razón de ser de toda mi vida. ¿Es acaso profesionalismo rozarme con los más espectaculares jugadores de tennis del mundo, conocer ciudades, hacer nuevas amistades? Todo eso me lo ha deparado el tenis y me siento feliz de haber representado a mi país en la medida de mis posibilidades, con cierto éxito. Iyo me dice que una de sus mayores satisfacciones ha sido la vez que disputó por primera vez el Torneo de Wimbledon.
- Es una competencia fantástica en todo: por su organización, por el número y calidad de sus participantes -unos 128 de todas partes del mundo y todos de primera línea-. Conseguí llegar en dos oportunidades a los cuartos de final; esto es, a quedar entre los 8 mejores clasificados del conjunto de competidores.
- Y el Forest Hilt.
- Es otro evento extraordinario, con un crecido número de participantes de grandes credenciales.
- ¿Algún programa para este año?
- Sí. Después de participar en el Noveno Torneo Internacional de Tennis, que comenzará en el Altamira el próximo 2 de marzo, tengo en perspectiva una nueva gira por países de América y Europa. En marzo espero jugar en Barranquilla; luego viajaré a Trinidad, después a Miami, a Puerto Rico, St. Petersburg y de allí a Europa. El tenis es eso: actividad permanente, constante, fogueo diario con grandes jugadores para mantener los reflejos, la colocación en la cancha, el aliento necesario para resistir el tren endemoniado de las acciones.
- ¿Hay tiempo para pensar en otra cosa? 
- No creo que quede mucho. El tennis es una cosa seria. 
Y el solitario de Altamira, que siente nostalgia por un compañero que le ayude a ganar para Venezuela la Copa Davis, amplio, sencillo, cordial, extiende la mano a manera de despedida. En la cancha, varios clasificados internacionales lo aguardan para una práctica preliminar y en las tribunas, chicos y chicas del club le dirigen cariñosos saludos a su paso hacia el court, serio, imperturbable, como quien va a oficiar. 


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